Cuáles los costos de renovar la vigencia...
Cada quien le pone fecha
de expiración a su obrar profesional. Y no es que eso se declare. No. Lo
denuncia una actitud, un comportamiento. Es una decisión no
declarada, porque quienes toman la resolución de renunciar e iniciar el re-encuentro (laboral) con lo
que son,
es cuestión de poquísimos con sobrada personalidad.
De modo parecido,
quienes apuestan por renovar su vigencia profesional
no conforman un ejército; son al parecer una minoría. Lo de mayorías referido a
cometidos éticos o decisiones arriesgadas, comprometidas con
elevados valores u opciones de vida, es cosa de excepcionalidad. Lo común es
que las mayorías guiadas por primitivos “sentimientos” o sentido de horda, se
plieguen unos a otros en torno a la emotividad, a lo que emerge a flor de piel.
Tomar decisiones
cruciales, no es jamás cosa fácil. Ello tiene sus costos. Renovar la vigencia
profesional demanda altos costos, incluso económicos; pero depara profundas
y merecidas satisfacciones. Es más entre los costos, hay derivados de fruición
que personalmente se experimenta al ir saldándose aquellos (los costos).
En el orden de la
vigencia profesional -su renovación-, es menester un hondo convencimiento de lo
pertinente de afrontar la mediocridad, la montonera indefinida que es maleza,
enemiga de la propia autorrealización.
A partir de ahí hacia
adelante corresponde correr con las consecuencias, es decir, asumirlas. Cosa
que no admite el sistema de fiado como en las tiendas de
barrio, menos lo de gratuidad. El talante moral e intelectual se forja. Es
construcción que no se agota con lo que desde temprana edad se “nos ofrece en
familia”, más los ambientes y relaciones favorables o no para… . Se requiere, seguido la propia intervención para tomarse así mismo por el timón de
mando.
Desde dedicarse para sí
el tiempo necesario en…, resulta parte del capital a invertir. Tiempo en el que
se pasa de la pre-ocupación a la ocupación…, hasta hacer inversiones en dinero
contante y sonante con la adquisición de insumos que deben hacer parte
del consumo personal. Me explico: Si no se dispone de
tiempo para crecer a ritmo sostenido, no hay forma de edificación personal. Se
Debe en consecuencia escoger, dedicarse un tiempo para leer, un tiempo para
escribir…, un tiempo para ver buen cine, un tiempo para contemplar la
naturaleza, el paisaje, etc. En cuáles insumos, invertir? En libros, en internet, en formas
concretas de tecnología, en viajes, en cine, compra de películas escogidas, entre otras.
El uso intensivo de estos insumos, transfiere su valor a la persona en términos de competencias,
valorizando un saber actuar; operándose la renovación, con el agregado de que
este se extiende el beneficio a otros: a las personas que se relacionan
como usuarios
del “servicio” en que
laboralmente se desempeña aquel, la fuerza laboral. En tratándose de la
educación, los beneficiados directos son los estudiantes. Con lo cual el
beneficiario, en últimas, es la sociedad.
Lo dicho involucra
además inversión en educación formal y no formal, para la propia
actualización profesional, puntual, pertinente. Que no se ha de banalizar por
el formalismo tipo requisito de escalafón (¿?).
Sin descontar el impacto
sobre el régimen salarial que ha de traducirse en mejora de las condiciones de
vida del trabajador ciudadano, es innegable el incremento de la valorización de
ese recurso humano; renovación evidenciada en desempeño profesional. Realización de
competencias en contextos laborales específicos. Pero vale más: no
sólo en marcos estrictamente laborales. El horizonte se amplía extendiéndose a
ámbitos diversos, con potenciación de la comunicación, presente y atravesando los más disímiles contextos.
En el obrar de la
escuela, en la gestión de aula, esto es particularmente descollante, vital para
el educador como para la calidad del acto educativo. En esto, la calidad, el talante personal (intelectual y moral) del docente no es indiferente
para los estudiantes y su devenir formativo. Aquel es virtual inspirador de éstos (…).
Ramiro del Cristo Medina
Pérez
Santiago de Tolú, mayo 11 - 2013